La oficina sostenible: un lugar de trabajo cada vez más real

Una oficina es sostenible cuando sus estructuras y equipamientos están pensados para respetar el medio ambiente, no sólo en cuanto al ahorro de suministros, sino también reduciendo la emisión de gases nocivos. En un informe publicado recientemente por el despacho global de abogados DLA Piper, que recoge las opiniones de más de 100 inversores inmobiliarios europeos, se confirma el desarrollo de una mayor conciencia de la sostenibilidad.

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Zona de oficinas. Foto de Bobo Boom (Flickr)

Por eso, hoy en día, una oficina que posea alguno de los certificados sostenibles más relevantes generará más interés para los inversores que una que no los posea. Es el caso del certificado LEED que garantiza el Liderazgo en Energía y Desarrollo Medioambiental (Leadership in Energy & Environmental Design), el certificado BREEAM que asegura una construccion sostenible (Building Research Establishment’s Environmental Assessment Method) o el certificado alemán de edificios verdes y sostenibles DGNB (German Sustainable Building Council). Estos certificados son reconocidos a nivel mundial.

Para ganar un sello que certifique su sostenibilidad, un edificio debe tener unas características tecnológicas que supongan un ahorro significativo en agua, consumo energético y emisiones de CO2. En el caso del agua, muchos de estos edificios de oficinas constan, por ejemplo, de un sistema de tratamiento de aguas grises, cuya función es la de tratar el agua potable que ya se ha utilizado en los lavabos o la cocina y darle un nuevo uso dentro del mismo inmueble. Sería el caso del agua para el riego, si el edificio dispone de zona ajardinada, o bien la de las cisternas de los inodoros. Otra de las tecnologías aplicadas al ahorro de agua, que sigue la línea del tratamiento de aguas grises, es la recogida de aguas pluviales: el uso de agua de lluvia disminuye considerablemente el consumo de agua potable, suponiendo un ahorro sustancial en la factura de este suministro.

Para el ahorro energético en las oficinas entran en juego las energías sostenibles, como la solar térmica o la solar fotovoltaica. La solar térmica se usa para producir agua caliente, tanto de uso sanitario como la que apoya el sistema de calefacción. La solar fotovoltaica captura la radiación solar mediante células fotovoltaicas, y genera directamente energía eléctrica, por lo que sirve como fuente de alimentación de aparatos eléctricos de cualquier potencia. El uso de energías renovables, combinado con un sistema de iluminación inteligente, el uso de grupos electrógenos en los propios edificios, y ascensores que reducen el tiempo de espera en paradas, contribuyen a definir lo que, en líneas generales, sería una oficina sostenible.

En el mercado español existe alguna inmobiliaria especializada en oficinas y edificios sostenibles y hay varios edificios reconocidos por su sostenibilidad, algunos de ellos galardonados con los sellos BREEAM y LEED.

Artículo expresamente redactado para El Blog de la Energía Sostenible.